Mirando los problemas a los ojos
A veces la vida nos sitúa ante problemas, que se nos presentan sin avisar y utilizan disfraces muy distintos.
Algunos tienen poca solución, toca asumirlos y sobrellevarlos de la mejor manera, o al menos llevarlos de la forma que podamos.
Otros permiten un margen de maniobra algo mayor, no es que sean fáciles, mucho menos agradables, pero dan lugar a la pelea un poco más.
Diría que casi todos los problemas guardan alguna conexión, antes o después, de una forma u otra, con la rama legal. Si es que el Derecho es la regulación de la propia vida, así de simple al final.
He tenido el privilegio de asesorar a clientes en muy distintas etapas de su vida, tanto de la personal como de la profesional, y todas compartían la preocupación de generar un bienestar para los suyos que fuera duradero en el tiempo, casi permanente podríamos decir, aunque ya sabían que eso era, un poco, una quimera.
Además, te das cuenta que cuanto más avanzada está la vida de alguien mayor facilidad tiene para separar el grano de la paja, lo que en los más jóvenes es harto difícil, cuando no imposible.
Sería muy interesante calcular la relación de tipos de procedimientos judiciales con rango de edades de los litigantes, y mirarnos después al espejo todos.
No obstante la mayor satisfacción que te queda al final es la de ayudar a la gente en sus vidas, al contrario de lo que muchos puedan pensar del sector por culpa de mucha mala publicidad.
No siempre se puede conseguir lo que se quiere, pero ya se sabe, que hasta la paz hay que lucharla.