No sin mi abogado
En estos últimos meses he constatado que, cada vez con mayor frecuencia, los agentes de la autoridad al cargo de una investigación pasan a tomar declaración a sospechosos de haber cometido un delito sin la presencia de abogado, o con presencia telefónica de aquél.
En el primer caso lo hacen bajo el pretexto de tomar declaración al susodicho como testigo, y no investigado, lo que a veces conlleva una obtención de información que a la postre acarrea problemas legales a quien declara.
Respecto del segundo caso, pues es cada vez más frecuente que, con la excusa de hacerlo todo más rápido al no tener que esperar al abogado, se acepte su intervención en vía telefónica, no teniendo así el Letrado “el control” sobre lo que su cliente -detenido o no- dice o deja de decir en presencia de los agentes.
Todo lo anterior nos conduce a una idéntica conclusión, y es que a la hora de declarar sobre unos hechos delictivos con respecto a los que se pueda tener alguna relación más vale hacerlo siempre en presencia de abogado, y siguiendo sus indicaciones. Parece más que obvio, de hecho es uno de los derechos que asisten a cualquier detenido, pero…
No se entendería que alguien tratase de curar su enfermedad a espaldas del médico ¿no? pues esto es un tanto de lo mismo.
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